Ikigai… ¿Has estuchado alguna vez esta palabra? En la cultura japonesa, el Ikigai es la razón de vivir o la razón de ser. Para la cultura japonesa cada uno de los seres humanos que habitamos este mundo, tenemos un Ikigai… es decir, una razón de ser. Es buscarle el sentido a nuestra vida. Esto hay que hacerlo de una manera profunda, interiorizando muchas cosas y empezando a vivir de una manera diferente.
Los seres humanos tenemos que darle un sentido a nuestra vida. Cuando trabajas el propósito de vida, trabajas el para qué estoy aquí. Puesto que todos tenemos una razón para existir.
Desafortunadamente, no nos preparan para esto en la vida. Lo lógico sería que desde el colegio nos prepararan para descubrir nuestro propósito de vida o nuestra misión de vida. Pero esto no ocurre.
Desde pequeños nos llenan de mucha información, que ni siquiera sabemos qué hacer con ella. Nunca nos han preguntado en el colegio qué amamos hacer, y mucho menos qué queremos “ser” en la vida. Sino que nos preguntan qué queremos “hacer”. Esa es la diferencia. Nos preparan para que “hagamos”, no para que “seamos”. Es decir, sólo nos preparan para una profesión.
En ese camino, hay tres cosas que se descuidan: la pasión, la misión y la vocación.
Como dice la especialista en PNL Mary Cardona, “el secreto del éxito es tener una profesión, un arte y un oficio”. Y es que son precisamente estos, los secretos del Ikigai.
La gente vive más cuando es feliz. El secreto de ser feliz no es hacer lo que aprendes. Sino que es hacer lo que amas de acuerdo a tu vocación y es trabajar en base a un propósito de vida.
Cuando las personas trabajan solo porque es su profesión y fuente de ingreso, se generan muchas dificultades en la vida. Puede que dé bienestar, pero no da satisfacción. Es aquí cuando la persona siente que le falta algo.
¿Cómo descubrir cuál es mi Ikigai o propósito de vida?
Para saber cuál es tu misión de vida, pregúntate: ¿qué necesita el mundo y cómo puedo contribuir en ello?
Cada persona, de acuerdo a lo que hay en su mente (de acuerdo con sus creencias), va a ver o a detectar que la gente o el mundo necesita algo diferente.
Cómo dice Mary Cardona, “lo que necesita la gente es la mitad de tu solución”, a nivel profesional y personal. Si damos aquello que, desde el alma creemos que la gente necesita, habremos encontrado nuestra misión de vida. “La misión es lo que enciende el fuego del espíritu”.
Pregúntate: ¿qué es lo que el mundo necesita? Ahí radica el secreto de tu misión.
¿Cómo conectar la misión o propósito de vida con la vocación?
La vocación es lo que te apasiona. Es aquello que aunque no te paguen, lo harías igualmente. Es lo que amas “hacer”. Y la vocación no tiene nada que ver con la profesión. Puedo tener una profesión y que lo que me apasione hacer (mi vocación) no tenga nada que ver con eso.
Si logramos fusionar nuestra vocación, con nuestra misión o propósito de vida y nuestra profesión, es cuando sentimos que hemos obtenido el éxito total.
Hemos logrado fusionar nuestra vocación con nuestra razón de ser, es decir, con nuestro Ikigai.
¿Las enfermedades y el Ikigai?
Muchas veces la causa de que muchas personas en el mundo sufran de ansiedad, depresión, frustración o estados de ira, es porque no han encontrado o no han conectado con su razón de ser o Ikigai.
La única manera de mejorar y cambiar esto, es haciendo un viaje interior. Es importante descubrir qué es lo que amas. Qué es lo que te gusta y apasiona. Pregúntate qué sabes hacer y no me refiero a tu profesión necesariamente. Hay muchas cosas que sabemos hacer bien, que no tienen que ver con nuestra profesión y que muchas veces, ni siquiera somos conscientes de ello.
Enfócate en averiguar qué aptitudes o cualidades tienes y que aún no eres consciente de ello. Realiza cursos sobre temas que llamen tu atención. Asiste a charlas, o webinar, lee libros, mira videos en internet, etc. En general, realiza actividades que te permitan conocerte un poco mejor y que te permitan saber qué te apasiona.
Por el mismo ritmo de vida que llevamos, no nos permitimos descubrir y conectar con aquellas cosas que realmente disfrutamos desde el corazón. Volvamos a la esencia del Ikigai.
En resumen, si quieres conectar con tu Ikigai o tu razón de ser, realízate estas cuatro preguntas:
- ¿Qué necesita el mundo?
- ¿Qué me gusta?
- ¿Qué me apasiona?
- ¿Qué sé hacer?
De seguro, al responderlas encontrarás muchas oportunidades y opciones.
Cuando pierdes el amor por lo que haces, es una señal de que tienes que buscar un cambio. De volver a encontrarle sentido a lo que hacemos. Por tanto, date el permiso de hacer algo que te guste. Ya que desde el mismo instante que decides cambiar, tu mundo comienza a hacerlo.
Te invito a descubrir para qué estás aquí. Esa razón de ser que te ayudará a levantarte todas las mañanas con ánimo y ganas de “ser” y “hacer”. Los recursos están para ti. Si te tomas el tiempo de sentirlos, de pensarlos y de decidir para qué los quieres.