Saltar al contenido

Lipedema: una condición poco comprendida que merece ser visibilizada

Lipedema2

El lipedema es una afección crónica del tejido adiposo que afecta casi exclusivamente a mujeres, y que a menudo es mal diagnosticada o confundida con obesidad común. Esta condición no solo altera la forma del cuerpo, sino que también genera dolor, sensibilidad, pesadez e incluso limitaciones funcionales. Reconocerla y comprenderla es el primer paso para darle visibilidad y acompañamiento a quienes la padecen.

¿Qué es el lipedema?

El lipedema es un trastorno progresivo del tejido graso que se caracteriza por una acumulación desproporcionada y anormal de grasa, generalmente en las piernas y brazos, respetando manos y pies. A diferencia del sobrepeso común, esta grasa no responde a dietas ni al ejercicio físico. Además, suele ir acompañada de dolor, sensación de pesadez, hematomas espontáneos y una notable sensibilidad al tacto.

El término proviene de “lipos” (grasa) y “edema” (hinchazón), aunque no siempre hay retención de líquidos. Fue descrito por primera vez en 1940 por médicos de la Clínica Mayo, pero todavía hoy muchas personas viven con esta condición sin saberlo.

Principales síntomas del lipedema

Aunque el cuadro clínico puede variar de una persona a otra, los síntomas más frecuentes incluyen:

  • Acumulación simétrica de grasa en piernas, caderas y, en algunos casos, brazos.
  • Dolor crónico y sensibilidad en las zonas afectadas, incluso sin haberlas tocado.
  • Tendencia a desarrollar hematomas con facilidad, sin razón aparente.
  • Sensación de pesadez o fatiga en las extremidades.
  • Frío constante en las piernas o brazos.
  • Desproporción corporal evidente, donde la parte superior del cuerpo (tronco) se mantiene delgada mientras las extremidades aumentan de tamaño.
  • En etapas más avanzadas, puede haber dificultad para caminar, problemas de movilidad, e incluso desarrollo de linfedema (acumulación de líquido linfático).

¿Cuáles son las causas del lipedema?

Las causas exactas del lipedema aún no se conocen con certeza, pero se cree que hay una fuerte implicación hormonal y genética:

  • Predisposición genética: muchas mujeres con lipedema tienen antecedentes familiares con síntomas similares.
  • Cambios hormonales: suele aparecer o agravarse en momentos de grandes cambios hormonales, como la pubertad, el embarazo o la menopausia.
  • Factores endocrinos: aunque no es una enfermedad hormonal per se, sí se ha observado una posible relación con desequilibrios del sistema endocrino.

Importante: el lipedema no está causado por el estilo de vida o la alimentación. Esto es fundamental para romper con el estigma y los juicios que muchas mujeres reciben cuando, a pesar de hacer ejercicio o cuidar su dieta, no logran modificar el aspecto de sus piernas o brazos.

¿Qué consecuencias trae para la salud?

El lipedema no es solo una cuestión estética. Si no se aborda adecuadamente, puede derivar en complicaciones físicas y emocionales importantes:

  • Dolor crónico e inflamación constante.
  • Limitaciones para caminar o realizar actividades cotidianas.
  • Desarrollo de linfedema secundario (lipolinfedema), que complica aún más el tratamiento.
  • Problemas de autoestima, ansiedad, depresión y aislamiento social, por la incomprensión de la enfermedad y la presión estética.

En muchos casos, las mujeres con lipedema pasan años escuchando que solo deben “hacer dieta” o “moverse más”, generando frustración, culpa y sensación de fracaso.

Tratamientos disponibles

Actualmente no existe una cura definitiva para el lipedema, pero sí hay estrategias que ayudan a mejorar la calidad de vida y detener su avance:

1. Tratamientos conservadores:

  • Drenaje linfático manual: ayuda a aliviar la sensación de pesadez y prevenir el linfedema.
  • Terapia compresiva: el uso de medias o prendas de compresión específicas favorece el retorno venoso y linfático.
  • Ejercicio suave y regular: actividades como natación, yoga, caminar o bicicleta estática pueden mejorar la movilidad sin generar inflamación.
  • Terapias integradoras: como la educación somática, el trabajo corporal consciente, la terapia miofascial o la terapia craneosacral pueden ayudar a aliviar tensiones, mejorar la conexión con el cuerpo y gestionar mejor el dolor.
  • Alimentación antiinflamatoria: sin ser una solución en sí misma, una dieta que reduzca la inflamación (rica en vegetales, grasas buenas, alimentos frescos y bajos en ultraprocesados) puede ser un apoyo importante.

2. Tratamiento quirúrgico:

En casos avanzados o con fuerte afectación funcional, se puede valorar la liposucción especializada para lipedema. No es una cirugía estética, sino un procedimiento específico para eliminar el tejido adiposo enfermo.

Es importante que cualquier intervención sea supervisada por profesionales con experiencia en lipedema, ya que el enfoque debe ser integral y respetuoso.

¿Qué hábitos pueden ayudarnos a mejorar?

Aunque no hay una cura, algunas prácticas pueden ayudarte a manejar mejor la condición:

  • Practicar movimiento consciente a diario: yoga, natación, caminar o estiramientos suaves pueden ayudar a mejorar la circulación.
  • Evitar pasar muchas horas sentada o de pie sin moverse.
  • Cuidar la salud emocional, buscar acompañamiento terapéutico si sientes ansiedad o desánimo.
  • Reducir el estrés: prácticas como la meditación, la respiración consciente o la educación somática ayudan a conectar con el cuerpo desde el cuidado y no desde el juicio.
  • Usar prendas de compresión si lo indica un especialista.
  • Evitar el calor excesivo o las saunas prolongadas, ya que pueden aumentar la inflamación.
  • Escuchar a tu cuerpo y priorizar el descanso cuando sea necesario.

Una invitación al autocuidado sin culpa

El lipedema no define tu valor ni tu belleza. Reconocerlo no significa rendirse, sino comenzar a tratarte con el respeto, el cuidado y la empatía que mereces. Muchas mujeres pasan años buscando respuestas que no encuentran en el sistema médico tradicional, y terminan descubriendo por su cuenta que lo que les pasa tiene nombre.

Por eso, hablar de lipedema es también un acto de justicia y visibilidad.

Si sospechas que podrías tenerlo, no estás sola. Infórmate, busca acompañamiento profesional especializado y rodéate de comunidades donde puedas compartir tu experiencia sin juicios.

Además de “Lipedema: una condición poco comprendida que merece ser visibilizada” también te puede interesar