
En nuestro cuerpo habita un músculo poderoso, profundo y a menudo olvidado: el psoas. Conectado directamente a nuestra postura, nuestras emociones y hasta nuestra respiración, el psoas es considerado por muchos expertos como el “músculo del alma”.
¿Lo conocías?
Hoy quiero contarte todo sobre él: qué es, dónde se encuentra, qué funciones cumple, por qué es tan importante cuidarlo y cómo puedes hacerlo desde la consciencia corporal y la educación somática.
¿Qué es el psoas?
El psoas (pronunciado “soas”) es un músculo profundo que forma parte del grupo de músculos flexores de la cadera. Se encuentra en lo más interno de nuestro cuerpo, conectando la parte baja de la columna (zona lumbar) con el fémur, el hueso largo del muslo.
En realidad, está compuesto por dos músculos que trabajan juntos:
- Psoas mayor
- Psoas menor (presente en algunas personas)
A menudo, también se habla del iliopsoas, que es la unión del psoas con el músculo ilíaco.
¿Dónde se encuentra exactamente?
El psoas nace en las vértebras lumbares (L1 a L5) y se extiende hacia abajo, pasando por la pelvis, hasta insertarse en el trocánter menor del fémur.
Es el único músculo que conecta directamente la columna vertebral con las piernas, actuando como un puente entre el torso y las extremidades inferiores.
Por su ubicación, está íntimamente relacionado con órganos como los intestinos, los riñones y, en las mujeres, con el útero y los ovarios.
¿Qué funciones tiene el psoas?
Aunque suele ser conocido por su rol en la flexión de la cadera (como cuando levantamos la pierna), el psoas es mucho más que un músculo que nos permite caminar. Algunas de sus funciones clave incluyen:
- Mantener la postura erguida
- Estabilizar la columna lumbar y la pelvis
- Facilitar el movimiento libre y fluido al caminar, correr o agacharnos
- Participar en la respiración profunda, al estar tan cerca del diafragma
- Influir en el sistema nervioso autónomo, al estar en contacto con estructuras del plexo solar
El psoas y las emociones
Este músculo no solo sostiene nuestra estructura física. También guarda memorias emocionales.
Al estar tan cerca del plexo solar y de órganos vinculados con el sistema nervioso autónomo, el psoas responde al estrés, el miedo y la ansiedad.
Cuando vivimos en modo “supervivencia” o estamos tensas por mucho tiempo, el psoas puede permanecer contraído de forma crónica, afectando nuestro equilibrio físico y emocional.
Muchos terapeutas corporales lo llaman el músculo del alma, porque al liberar el psoas, también liberamos emociones estancadas, traumas antiguos y tensión profunda.
¿Qué síntomas pueden aparecer si el psoas está tenso o débil?
Un psoas que no funciona bien puede generar diversos síntomas, como por ejemplo:
- Dolor en la zona lumbar o caderas
- Dificultad para respirar profundamente
- Problemas digestivos
- Dolor menstrual o pélvico
- Postura encorvada o fatiga corporal
- Ansiedad, tensión crónica o insomnio
Como ves, no es solo un músculo. Su estado influye directamente en tu bienestar físico, emocional y energético.
¿Cómo fortalecer y cuidar el psoas?
A diferencia de otros músculos, el psoas no necesita grandes rutinas de fuerza o impacto. Más bien, se beneficia de prácticas suaves, conscientes y profundas, que lo alarguen, liberen y despierten sin forzarlo.
Algunas formas amorosas de cuidar tu psoas:
- Ejercicios de estiramiento suave
- Como posturas de yoga tipo low lunge o supta baddha konasana
- Estiramientos en el suelo con apoyo de cojines
- Educación somática
- Escuchar el cuerpo en movimiento
- Permitir que el psoas se relaje a través de la conciencia
- Respiración diafragmática
- Al estar conectado al diafragma, una respiración lenta y profunda ayuda a desbloquearlo
- Liberación miofascial
- Con pelotas suaves o terapia manual, siempre guiada por profesionales
- Movimiento consciente
- Caminar lento, mover la pelvis con suavidad, hacer pausas de atención plena
Técnicas que ayudan a liberar el psoas
Hay varias disciplinas que trabajan directa o indirectamente con el psoas. Algunas de ellas:
- Educación Somática: Desde la consciencia corporal, permite sentir y soltar tensiones acumuladas.
- Método Feldenkrais: A través de movimientos suaves y neuroplasticidad, mejora el patrón de movimiento del cuerpo.
- Yoga terapéutico: Algunas posturas permiten abrir suavemente la pelvis y liberar el psoas.
- Eutonía: Propone un contacto consciente con la musculatura profunda.
- Terapia craneosacral: Actúa sobre la fascia y puede aliviar tensiones internas.
¿Por qué es tan importante trabajar el psoas hoy en día?
Vivimos en una sociedad acelerada, sentada, muchas veces desvinculada del cuerpo. El estrés constante, el sedentarismo y la desconexión emocional afectan profundamente nuestro psoas.
Trabajar con él es una forma de reconectar con nuestro centro, con la tierra, con el presente.
Cuando el psoas está relajado y despierto, nos sentimos más libres, vitales y seguras.
Es un camino de regreso a casa.
Un recordatorio final
Antes de comenzar cualquier práctica corporal nueva, es importante consultar con profesionales del movimiento, fisioterapeutas o terapeutas somáticos que puedan guiarte con respeto y cuidado.
Tu cuerpo guarda toda la sabiduría que necesitas. Solo hay que aprender a escucharlo.
Además de “Psoas: el músculo del alma que conecta cuerpo, mente y emoción” también te puede interesar

Ashtanga Yoga: Disciplina, fluidez y autoconocimiento a través del movimiento

Hatha Yoga: El arte del equilibrio entre cuerpo y mente

Yoga Nidra: El arte del descanso consciente

Yin Yoga: la quietud que transforma cuerpo, mente y alma

Yoga Vinyasa: Movimiento, respiración y presencia
