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Cuidando el centro de nuestra fuerza: el suelo pélvico y su importancia en la salud femenina

El cuerpo femenino es una obra compleja y poderosa. Dentro de esa complejidad, existe una región fundamental que muchas veces pasa desapercibida: el suelo pélvico. Este conjunto de músculos y tejidos sostiene nuestros órganos internos, participa en funciones vitales y tiene un rol determinante en nuestra salud, bienestar y calidad de vida. En este artículo exploramos en profundidad qué es el suelo pélvico, por qué es tan importante, cuáles son las señales de alerta cuando algo no va bien, y cómo podemos cuidarlo desde la prevención, la consciencia corporal y la educación somática.

¿Qué es el suelo pélvico?

El suelo pélvico es un conjunto de músculos, ligamentos y tejidos que se encuentran en la parte inferior de la pelvis. Imagina una especie de “hamaca” muscular que va desde el coxis hasta el pubis y de un lado al otro de los huesos de la cadera. Su función principal es sostener los órganos pélvicos, como la vejiga, el útero, la vagina, el recto y la uretra.

Cuando el suelo pélvico está fuerte y equilibrado, ayuda a mantener el control de esfínteres, favorece una vida sexual más saludable, sostiene adecuadamente los órganos internos y contribuye a una postura estable y armónica.

Órganos que lo componen y con los que se relaciona

En la mujer, el suelo pélvico está directamente relacionado con:

  • La vejiga (y la uretra, que expulsa la orina)
  • El útero
  • La vagina
  • El recto (y el ano, responsable de la eliminación fecal)

Es importante comprender que cualquier tensión o debilitamiento en esta región puede afectar a uno o varios de estos órganos, generando consecuencias físicas y emocionales.

Síntomas de un suelo pélvico debilitado o tenso

Algunos signos de alerta que pueden indicar un desequilibrio en el suelo pélvico son:

  • Incontinencia urinaria (al reír, estornudar o hacer ejercicio)
  • Sensación de pesadez en la pelvis
  • Dolor durante las relaciones sexuales
  • Dolor lumbar o pélvico crónico
  • Dificultad para vaciar la vejiga o el intestino
  • Prolapsos (descenso de los órganos pélvicos)

Causas comunes de los problemas en el suelo pélvico

Algunas de las principales causas que pueden debilitar o tensar el suelo pélvico son:

  • Embarazo y parto (especialmente si ha sido prolongado o con uso de instrumental)
  • Menopausia (por la disminución de estrógenos)
  • Levantar pesos en forma incorrecta o repetitiva
  • Estreñimiento crónico
  • Malas posturas prolongadas
  • Estrés emocional sostenido
  • Falta de movimiento o sedentarismo

Prevención y fortalecimiento del suelo pélvico

La buena noticia es que el suelo pélvico puede prevenirse, fortalecerse y rehabilitarse. Algunas acciones claves son:

  • Practicar ejercicios específicos como los ejercicios de Kegel
  • Realizar actividades que promuevan la consciencia corporal: como el yoga, pilates y la educación somática
  • Evitar el sobrepeso y mantener una alimentación rica en fibra
  • Corregir hábitos posturales y evitar esfuerzos innecesarios
  • Evitar el estreñimiento crónico

El rol de la Educación Somática en el cuidado del suelo pélvico

La educación somática es una forma de exploración del cuerpo desde la sensopercepción y la consciencia interna. Nos invita a habitar el cuerpo desde dentro, a reconocer patrones de tensión y movimiento, y a generar nuevas formas más saludables y funcionales.

En el caso del suelo pélvico, esta mirada permite:

  • Sentir esta región del cuerpo, muchas veces desconectada o ignorada
  • Reconocer si hay tensión crónica o hipotonía
  • Activar el movimiento suave y la respiración como aliados en el fortalecimiento
  • Liberar memorias corporales relacionadas con el trauma o el dolor

Prácticas somáticas como el Método Feldenkrais, la Eutonía, la Ideokinesis y el Body-Mind Centering trabajan de forma integral con el cuerpo y son grandes aliadas en este proceso.

Beneficios de un suelo pélvico saludable

  • Mayor continencia urinaria y fecal
  • Mejor calidad de vida sexual
  • Prevención de prolapsos
  • Mejora de la postura y estabilidad corporal
  • Conexión más profunda con la feminidad
  • Aumento de la autoestima y el empoderamiento corporal

Un llamado amoroso al autocuidado

Habitar nuestro suelo pélvico es un acto de autocuidado y amor propio. Es tomar conciencia de una región que guarda mucha información, que sostiene, que nutre y que también necesita ser sostenida. Cuidar esta parte de nuestro cuerpo es una forma de sanar, de fortalecernos desde la base y de reconectar con el poder femenino.

Si sientes alguno de los síntomas mencionados, no dudes en consultar con un profesional especializado en salud pélvica. Y recuerda: tu cuerpo merece atención, escucha y respeto. El primer paso es volver a sentirlo, desde la ternura y la consciencia.

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