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Síndrome de Burnout: qué es, síntomas, cómo tratarlo

Burnout

El Síndrome de Burnout también es conocido como el Síndrome del Desgaste Profesional o Síndrome del Trabajador Quemado. Es una patología que ha ido en aumento en las últimas décadas y tiene su origen en el estrés.

Definición del Síndrome de Burnout.

El Síndrome de burnout es un tipo de estrés laboral que origina problemas a niveles físicos, mentales y emocionales, al punto de llegar a incapacitar al individuo que lo padece. El motivo es que este tipo de estrés se vuelve crónico, afectando otros aspectos de la vida personal y social del ser humano.

Suele ser más común en mujeres que en hombres (un 40% más), y su aumento en las últimas décadas ha sido exponencial, motivo de preocupación para los profesionales de la salud.

Diversas estadísticas revelan que el 20% de los empleados en Europa padecen esta enfermedad, a diferente escala, pero la sufren igual.

Su significado en español es agotamiento o desgaste.

Causas del Síndrome de Burnout.

Esta patología puede tener varias causas, entre ellas tenemos:

  • Realizar jornadas laborales muy largas (de 10 horas en adelante), en donde la persona no logre desarrollar un equilibrio entre el trabajo y las demás áreas de su vida, ejemplo: familia, estudio, descanso (horas de sueño), entretenimiento, etc.
  • Estar en puestos de trabajo con niveles de responsabilidad muy elevados, en donde la probabilidad de error sea cero. Ejemplo: un médico cirujano.
  • Estar en puestos de trabajo con mucha presión en cuanto al cumplimiento de fechas de entrega o con un alto volumen de funciones a ejecutar.
  • Estar sometido a acoso laboral de parte de jefes y / o compañeros de trabajo. Lamentablemente, el término “mobbing” cada día se hace más presente en organizaciones de todo tamaño. Por ello es importante que los responsables de recursos humanos se manifiesten abiertos ante la posibilidad de denuncia de este tipo de acoso en las empresas.
  • Realizar funciones monótonas o que no representen ningún interés para la persona. Muchos casos de Burnout comienzan porque la persona no se identifica con lo que está haciendo.

Síntomas del Síndrome de Burnout.

Entre los principales síntomas, tenemos:

  • Agotamiento físico y mental (fatiga, problemas para concentrarse, pérdidas de la memoria, dificultad para aprender nuevas funciones, entre otras). Esto termina por influir en el rendimiento de la persona.
  • Cambio en el estado anímico. La persona puede estar mucho más sensible. Bien sea que se enfada o irrita con facilidad, o porque su actitud se vuelve completamente indiferente ante lo que sucede a su alrededor.  Los psicólogos suelen darle a esto el nombre de despersonalización del individuo.
  • Puede padecer crisis de ansiedad, ataques de pánico o depresión.
  • Aislamiento social, tanto en el entorno laboral como personal.
  • Desmotivación. La persona no siente ninguna motivación o ilusión por su trabajo. Siente que es una mera obligación, que agrega más estrés a su día a día. Puede producir una disminución de la autoestima.
  • Dolores de cabeza, cuello y espalda, así como mareos o vértigo.
  • Debilita el sistema inmunológico del individuo, haciéndolo más susceptible de contraer enfermedades.
  • Malestares gastrointestinales. Desórdenes alimenticios, bien sea por ingerir alimentos de más o por la pérdida del apetito. Úlceras.
  • Problemas a nivel cardiovascular, con la presión arterial, colesterol elevado, diabetes.
  • Afecciones de piel: acné, eczemas, dermatitis, alergias, etc.
  • Alteraciones en el ciclo del sueño. Durante el día la persona está somnolienta, pero al llegar la noche no puede conciliar el sueño, es decir, padece de insomnio.
  • Aumentan las probabilidades de comenzar a ingerir alcohol, tabaco o drogas.

Tratamiento del Síndrome de Burnout.

La clave de este síndrome es detectarlo y comenzar a tratarlo desde su inicio. Si sospechas que puedes estar comenzando a tener este tipo de patología, mi sugerencia es que empieces a:

  • Hacer ejercicio. Practica un deporte que te guste o realiza caminatas al aire libre y en contacto con la naturaleza. Otra buena opción es practicar Yoga o Pilates, ambas son disciplinas en donde trabajamos la mente y el cuerpo de manera equilibrada, son de bajo impacto (por tanto, lo pueden hacer personas de cualquier edad), ayudan a descargar el estrés y mejoran contracturas en la cabeza, cuello y espalda.
  • Practicar la meditación, mindfulness, técnicas de relajación y respiración. Realizar este tipo de actividades ayuda a bajar los niveles de ansiedad y estrés, regula los niveles de la hormona cortisol (hormona del estrés), mejora la forma en que se relaciona el individuo consigo mismo y con su entorno. Si se practican antes de dormir, ayuda a conciliar el sueño y a que éste sea lo suficientemente profundo como para que pueda descansar el cuerpo y la mente.
  • Realizar actividades que sean de tu agrado. Por ejemplo: pinta, baila, canta, juega,… y si puedes hacerlo en compañía de amigos o familiares, mucho mejor. No importa si lo haces bien o mal, no estamos buscando la perfección. Lo que estamos persiguiendo es el disfrute y conectar con la alegría.
  • Mantener una vida saludable. Evita el alcohol, el tabaco y los alimentos dañinos para el cuerpo. Esto ayudará a que tu organismo funcione de manera más armoniosa.
  • Practica la psicología positiva primero contigo, que eres lo más importante, y segundo con tu entorno. Con esto me refiero a que seas flexible contigo mismo, a veces solemos ser demasiado autoexigentes, sin darnos cuenta que llevamos nuestro cuerpo y nuestra mente al límite. Practica la autocompasión y la autoconfianza, seamos pacientes y amables con nosotros mismos, aplaude y celebra tus logros, etc. Piensa en positivo, trátate de manera positiva y, poco a poco, verás resultados positivos.

Hasta aquí todo bien. Pero, ¿qué pasa con aquellos casos avanzados? Pues es urgente: ¡Pide ayuda! Si sientes que no puede salir de esto solo, no te sientas mal. Recuerda que es una patología que va en aumento y a veces nos damos cuenta que la padecemos cuando ya estamos muy sumergidos en ella. Busca un profesional que te ayude a superarlo. Muchas personas han pasado por lo mismo y salen de esto, así que tú también puedes lograrlo. Si tienes miedo, dile a un familiar o amigo que te acompañe. Siempre encontramos personas en el camino que están dispuestos a tendernos la mano cuando lo necesitamos.

Igualmente, si ves que tienes un familiar o amigo que puede estar pasando por esta situación, no seas indiferente, ayúdalo. Puede ser que aún no sea consciente que tiene un problema. A veces lo más difícil de esta patología es aceptar que la tenemos. Las consecuencias de este síndrome pueden ser terribles si no las tratamos a tiempo. Justamente lo silenciosa que puede llegar a ser, es lo que hace que debamos tener cuidado con ella y tomar las medidas a tiempo.

Por otro lado, está la ayuda que se pueda prestar desde las empresas. Existe un test denominado “Cuestionario de Maslach” que permite medir con un 85 – 90 por ciento de fiabilidad tres aspectos claves del Síndrome de Burnout, como son: a) agotamiento o fatiga crónica (física, mental y emocional), b) cambios de estado de ánimo (conocido también como despersonalización), y c) nivel de motivación laboral. Este tipo de herramientas son de utilidad para que psicólogos y especialistas en recursos humanos puedan tener un alerta de que una persona pueda estar padeciendo este síndrome. Resulta beneficioso que las empresas realicen de manera preventiva esta prueba con sus empleados.

Diferencia entre Síndrome de Burnout y Depresión.

La verdad es que ambos suelen confundirse con mucha facilidad. Tienen síntomas similares y son tratadas por los mismos profesionales o especialistas. La diferencia básica está relacionada con su origen o causa, con el motivo que lo provoca.

La depresión puede tener su origen en problemas familiares, personales, de salud, entre otros. Mientras que el burnout tiene su origen en el entorno laboral. Otra cosa es que, a largo plazo, se vean afectadas otras áreas del individuo (como por ejemplo la familia), pero su punto de partida está en el entorno de trabajo.

En cualquier caso, ambas representan un problema para el individuo, que pueden llegar a incapacitarlo física, mental y emocionalmente. Deben ser diagnosticadas y tratadas por un profesional de la salud.

Tanto el Síndrome de Burnout como la depresión, cuando alcanzan niveles elevados, requieren de atención médica. No subestimes estas enfermedades, ni a quienes las padecen. Trata de ser empático y ayuda a estas personas. Puede tratarse de un familiar, un amigo o un compañero de trabajo.

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